Entre montañas, donde el viento sopla fuerte y el verde de sus pastizales trasmite fuerza, una esperanza de vida, es como se muestra la parroquia de Chuquiribamba, ubicada al noroeste de la capital de la Provincia de Loja, fundada el 27 de abril de 1911 y que a pesar del paso del tiempo aún mantiene las tradiciones de sus antepasados.
En el año 2010 el Instituto Nacional de Patrimonio y Cultura, tras una serie de estudios, llevo a cabo el registro e inventario de los patrimonios materiales e inmateriales de la parroquia, elaborando un Expediente Técnico que identificaba los aspectos históricos, urbano-arquitectónicos, sociales, paisajísticos que acredito la Declaratoria como una herramienta para la gestión y conservación de los patrimonios. De esa manera el Ministerio de Cultura del Ecuador, mediante Decreto 062 se la declara como Patrimonio Cultural del Estado, título concedido por el cúmulo de cualidades que expresan en su historia, saberes, música, gastronomía, agricultura, arquitectura y conocimiento.
Para llegar al pueblo se debe salir desde Loja, recorrido que dura aproximadamente dos horas en transporte público (saliendo desde el centro urbano de Loja), menos si se va en vehículo particular, la parroquia presenta un clima característico de la sierra ecuatoriana. En su población se distingue a la gente mayor, quienes todavía hacen uso de la vestimenta propia del sector, con sus colores característicos, mientras que en los jóvenes se puede ver la influencia de tendencias actuales en su forma de vestir.
El estilo de sus viviendas, es uno de sus atractivos más importantes. Se destaca la construcción en tapia, bahareque, adobe, con tejas de barro cocido. De igual manera se ha mantenido algunas técnicas como las del entechado.
El pueblo se presta como un lugar perfecto para realizar turismo rural y vivir nuevas experiencias, podrás experimentar de cerca las diferentes técnicas de agricultura, como observar el uso del arado.
Si te animas a visitarla, encontrarás una gastronomía variada como: cuyes asados, gallina criolla, papa, mote, queso, quesillo, arroz de cebada, choclo con queso, miel con queso, dulce de higos, aguado de leche, frutos que todavía son cultivados en las huertas de cada habitante.
Entre sus atractivos podrás observar la cascada Velo de Novia, el cerro de Santa Bárbara, dos regalos de la naturaleza que embellecen este pequeño pueblo.
La fiesta de san Vicente Ferrer es una de las más grandes y es acompañada por las tradicionales escaramuzas, sin duda alguna una experiencia única, podrás sentir y vivir el amor que le tienen sus habitantes a su pueblo.
Las bandas del pueblo, integradas por músicos empíricos que sus enseñanzas las transmiten de generación en generación, ofrecen la alegría con su música principalmente en esta fiestas religiosas, utilizando los instrumentos básicos como: saxofón, clarinete, guitarras, platillos entre otros.
Por otra parte las Escaramuzas, que se realizan en honor a San Vicente Ferrer, son organizadas por un alcalde de Escaramuzas, dignidad honorífica que es muy solicitada y con años de anterioridad, es designada por el síndico. Este evento se lo realiza el último domingo del mes de abril pero no se conoce con precisión desde cuando empezaron. El alcalde de Escaramuzas designado, quien a su vez nombra a los “guías principales”, son los encargados de preparar con anticipación el espectáculo, el cual consiste en coreografías que realizan los jinetes con sus caballos. El día de la presentación para la cual practican durante meses, se suman hombres y mujeres de las parroquias aledañas, quienes con sus caballos adornados y como parte de promesa de fe y devoción, asisten a correr todos los años.